Qué extraña la realidad cuando nos acerca a la lucha, a los deseos, a los sueños. Qué extraña cuando nos transporta en un libro a otros ojos, a otro mundo.
Aunque todo siga igual, la lluvia caiga, el trimestre cierre y parezca que nada cambia...
Qué extraño es cruzarse con un par, un verdadero par. Y reconocerse y quedarse admirado por las mismas cosas que el otro admira en vos.
Qué deslumbrante es establecer ése nivel de diálogo.
Cuánto extrañamiento y cuánta soledad debemos estar cargando para sentir el alivio del peso infinito de la responsabilidad sobre nuestros únicos hombros. Qué felicidad cuando, al final,
hay equipo.
Es algo que no se puede describir.
ResponderEliminarEs como que hay por fin una buena después de tanta búsqueda.
Cierto, Juli.
EliminarEs un alivio y un compromiso también: ahora no da para bajar los brazos o hacerse el dobolu.