miércoles, 10 de septiembre de 2014

Qué extraña la realidad cuando nos acerca a la lucha, a los deseos, a los sueños. Qué extraña cuando nos transporta en un libro a otros ojos, a otro mundo.
Aunque todo siga igual, la lluvia caiga, el trimestre cierre y parezca que nada cambia...
Qué extraño es cruzarse con un par, un verdadero par. Y reconocerse y quedarse admirado por las mismas cosas que el otro admira en vos.
Qué deslumbrante es establecer ése nivel de diálogo. 
Cuánto extrañamiento y cuánta soledad debemos estar cargando para sentir el alivio del peso infinito de la responsabilidad sobre nuestros únicos hombros.  Qué felicidad cuando, al final,
hay equipo.

2 comentarios:

  1. Es algo que no se puede describir.
    Es como que hay por fin una buena después de tanta búsqueda.

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    1. Cierto, Juli.
      Es un alivio y un compromiso también: ahora no da para bajar los brazos o hacerse el dobolu.

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